La próxima reunión de la UNESCO que se celebrará a finales de febrero, decidirá la cuadragésima Reserva de la Biosfera en territorio español, y todo apunta a que esta será Fuerteventura, siendo la cuarta isla del archipiélago canario en lograr este título.
Junto con Fuerteventura otras dos reservas españolas aspiran a conseguir esta distinción: la montaña pasiega de Cantabria y la zona transfronteriza Gerés-Xurés situada entre Galicia y Portugal.
La propuesta de Reserva de la Biosfera de Fuerteventura comprende todo el territorio insular y una franja marina de cinco millas en el oeste y tres millas para el resto de la isla, por lo que se convertirá en la reserva más grande de España auspiciada por la ONU. Según el gerente de Medio Ambiente del Cabildo Insular, Tony Gallardo, no se contempla que la propuesta, recibida por la institución el pasado 11 de Noviembre en París, sea rechazada y que como mucho podría retrasarse hasta el otoño.
La UNESCO designa determinadas áreas como reservas de la biosfera con el fin de que sirvan como ejemplo de desarrollo sostenible, existiendo así una buena relación entre la actividad humana y los recursos naturales. En el caso de Fuerteventura, que ha doblado su población en los últimos diez años, y con un crecimiento turístico excesivo y especulativo, tenían un gran problema que resolver para poder optar a ser reserva mundial. Para ello, y según fuentes oficiales no se construirán un 30% de las 150.000 camas hosteleras previstas.
A pesar de este dato negativo, el atractivo de Fuerteventura es indudable y presenta una gran diversidad natural, con ya bastantes espacios protegidos. Las Dunas de Corralejo, al norte de la isla es uno de ellos. Fue nombrado Parque Natural por el Gobierno Autonómico en 1994 y además alberga una gran variedad de aves, lo que ha provocado que junto al Islote de los Lobos, fuese declarado como Zona Especial de Protección de Aves. El Parque Natural de Jandía, de destacada importancia geológica y biológica, se ha convertido en el hábitat de especies muy exclusivas por estar amenazadas o muy protegidas.
El Parque Rural de Betancuria, en la franja oeste de la isla, es un paisaje de gran belleza e impregnado de un gran tipismo tradicional y donde se encuentran las rocas más antiguas de canarias. En su interior está el Monumento Natural de Ajuí que alberga un depósito de sedimentos oceánicos y fósiles de animales marinos ya desaparecidos. El conjunto del volcán y lavas del Malpaís de La Arena, con especies de invertebrados muy características. También de tipo volcánico tenemos los espacios de la Caldera de Gairía y el paisaje protegido de Malpaís Grande. La montaña del Tindaya es todo un hito paisajístico en el que materiales antiguos han quedado al descubierto tras la erosión sufrida todos estos años. Además están los Monumentos Naturales de Cuchillos de Vigán, la Montaña de Cardón, el paisaje protegido de Vallebrón y el sitio de interés científico de la Playa del Matorral, que es una buena representación del hábitat del saladar.
Hay que destacar que la Asamblea Mejorera, impulsada por el Cabildo Insular, ha puesto en marcha planes para recuperar el alimoche, aumentando su cantidad a 190 ejemplares. También se ha iniciado un plan para que la playa del Cofete vuelva a ser una zona de nidificación de la tortuga boba, y pronto estará en marcha una reserva para aves esteparias. No debemos olvidarnos de mencionar la gran diversidad de la isla con presencia de cetáceos y grandes pelágicos.
Por todo esto, esperamos que consigan ser reserva de la biosfera lo antes posible y que se sigan con los planes de turismo sostenible que se declaran. Parece que el paraíso de Fuerteventura va a ser cada vez mejor y mejor.
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